lunes, 24 de octubre de 2011

LOS PADRES SOMOS MODELOS PARA LOS HIJOS

Cuando la conducta del hijo es inadecuada, muchas veces es el reflejo de la conducta inapropiada de los padres. No se quiere decir con esto, que los padres sean malintencionados, sino que en numerosas ocasiones no son conscientes de sus propias acciones y los hijos están modelando esas conductas.
¿A qué me refiero con esto? 

Lo explicaré a través de un ejemplo: La queja principal de algunos padres es que su hijo llega con una actitud negativa del colegio a la casa. La primera pregunta para los padres sería: 
¿Con qué humor llegan ustedes a la casa después de un día de trabajo? 

Muchas veces los padres llegan cansados, incluso irritados por los problemas laborales y con pocas ganas de compartir en familia. Se les sugiere a los padres que mejoren su actitud al llegar a casa, lo cual favorecerá el cambio de actitud del hijo, incluso cuando llegue a casa después de un largo día de colegio.

Ejemplos como este se podría mencionar en numerosas circunstancias: 
  • ¿Cuál es la principal causa de que los hijos se muestren impacientes ante los problemas? Que los padres no toleren cuando las cosas no van de acuerdo a sus planes.
  • ¿Por qué los hijos mienten? Porque se dan cuenta que los padres dicen a un cliente que no tienen tiempo cuando están mirando la TV en casa - y el hijo escucha la conversación.
  • ¿En qué familias los hijos tienen pataletas? En las mismas familias en las que los padres se desesperan, gritan y malhumoran cuando no logran obtener lo que querían.

Tres preguntas que debemos hacernos:

¿Qué conductas no deseadas estás viendo en tus hijos?
¿Cuáles de estas conductas posiblemente están siendo copiadas por tus hijos de ti como padre/madre?
¿Con qué nuevas conductas positivas vas a reemplazar las negativas?

Por supuesto que existen otros factores a considerar al momento de evaluar la conducta inapropiada de los hijos, pero en muchos casos los hijos sólo están modelando (consciente o inconscientemente) las conductas de sus padres. 
Recordemos: Los padres somos los líderes de nuestra familia. Nadie quiere ser liderado por alguien que no cumple lo que exige. De la misma manera, ningún hijo hará algo que es inconsistente entre el hablar y el actuar de los padres.
Mejoremos los hábitos y mostremos consistencia entre lo que exigimos y lo que hacemos.
(Recopilado: Dra. Beatriz Rubín)